Uno de los peores hábitos a la hora de informar sobre violencia de género es buscar fuentes en el vecindario. Así es como se recogen declaraciones como "Era un hombre normal, muy educado". "Nunca se les oía discutir. Parecían felices". "Se ve que se le fue la cabeza". "Estaba ahogado por las deudas y ella no ponía mucho de su parte". Y demás comentarios tóxicos. No aportan nada y en cambio distorsionan mucho. A veces la periodista o el periodista se encuentra con que tiene que rellenar una página y apenas tiene datos. Darse una vuelta por el barrio a ver qué le cuentan es un recurso fácil y que gusta a los jefes por esa actitud de estar en la calle. ¿La alternativa? Entrevistar a fuentes expertas que expliquen y contextualicen el fenómeno de la violencia.
Comparemos tres textos publicados esta semana sobre la misma noticia, la detención de un hombre de Barakaldo que mantuvo presuntamente secuestrada a una trabajadora del hogar a la que obligada a mantener relaciones sexuales:
Deia: Ocho meses en el infierno. Reza el subtítulo: "Los vecinos definen al arrestado, que ya está en libertad, como una persona "educada"". Cita más adelante a un vecino que declara: "Es un tío muy educado y un vecino tranquilo. Yo nunca he escuchado gritos provenientes de esa casa". Y concluye: "Esta aparente tranquilidad que se respiraba en la vivienda y el hecho de que la joven nunca gritara ni pidiera auxilio era de las cuestiones que más chocaba ayer en la comunidad".
EL PAÍS: Ocho meses como esclava. En este medio, en cambio, el vecindario opina lo contrario: "Algunos de los vecinos de la víctima describían ayer a Aquilino, con quien mantenían un pleito por impago de los gastos de la comunidad, como un hombre "chulo", que solía adornarse con "joyas de oro". Muchos eran reticentes a hablar de él por "miedo". "Es malo", resumía una residente en el mismo bloque, de cuatro alturas".
O sea, el mismo señor es definido como normal por un vecino y estereotipado por otros. No sé qué es peor de cara a combatir la violencia machista.
Berria: Etxeko langileen eta etorkinen babes ezarekin lotu dute Barakaldoko bahiketa. En cambio, nuestra compañera Maite Asensio, publicó un texto igual de amplio, pero renunció a citar al vecindario y en cambio recurrió a fuentes expertas: integrantes de las asociaciones Argitan, Bilgune Feminista y SOS Racismo. De hecho, su propuesta se diferencia ya desde el título. Frente a títulos sensacionalistas, ella destaca el nexo entre lo ocurrido con la desprotección de mujeres trabajadoras del hogar e inmigrantes. En mi opinión no cabe ninguna duda de que su texto es el que más ayuda a comprender lo que ha ocurrido.
Por último me gustaría criticar que, mientras que la mayoría de medios se empeñan en destacar el dato de la nacionalidad cuando un presunto agresor o delincuente es inmigrante, en este caso no se cita que es un español el que ha abusado de una inmigrante.
13 jun 2010
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