- La incorporación femenina al trabajo ha sido más rápida que la asunción por el hombre de tareas del hogar
- La conciliación aún es desigual
IGNACIO CEMBRERO / CRISTINA CASTRO CARBÓN
EL PAÍS-Sociedad
A finales del siglo XIX, el economista Thorstein Veblen escribió La teoría de la clase ociosa. Según el filósofo, especializado en economía, el ocio es un símbolo de estatus social, más que otros parámetros. Cincuenta años después, en los cuarenta del siglo pasado, el psicólogo Abraham Maslow elaboró una pirámide de necesidades humanas en la que el ocio puede inscribirse en el último escalón, el de la autorrealización y la satisfacción. El ocio, desde entonces, ha sido distinguido por muchos analistas como medida de desarrollo de los pueblos.
La Organización para la cooperación y el desarrollo económico (OCDE) ha presentado recientemente un estudio centrado precisamente en el recreo; Panorama de la sociedad 2009 (en inglés, Society at a glance, la sociedad de un vistazo) pretende valorar el desarrollo de estas sociedades y mostrar los avances y los lastres que definen a los países de la OCDE.
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1 comentario:
Gracias a Dios no me encuentro entre las mujeres que dedican poco tiempo al ocio pero agradezco la información, me lo temía.
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